Cada 28 de Diciembre se recuerda la matanza que ordenó el rey Herodes en Belén, para acabar con todos los niños menores de dos años y así liquidar al futuro Rey de Israel.
No se sabe de verdad cuántos fueron, pero la tradición establece que unos 30 niños menores de dos años murieron a manos de los soldados romanos.
El rey Herodes los mandó a matar, en un intento desesperado por asesinar al Mesías, al verse burlado por los Reyes Magos, que habían venido para saludar al recién nacido que sería el nuevo rey de los judíos.
Ellos le indicarían que lugar exacto estaba el Mesías. Pero, sospechando del rey Herodes, los magos se volvieron a sus tierras por otro camino. Loco de furia, Herodes mandó a matar a todos los niños menores de dos años de Belén y sus alrededores.
Y así lo dice la Historia:
Herodes gobernaba Israel cuando llegaron a Jerusalén los tres Reyes Magos, preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer una estrella en Oriente. Ellos recordaron la profecía del Antiguo Testamento, que decía que "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones" (Números 24, 17).
La noticia se extendió por todo Jerusalén y Herodes se sintió terriblemente amenazado. El era tan celoso del poder, que ya había asesinado a dos de sus esposas y a varios de sus hijos, por temor a que lo reemplazaran. Cualquier persona que pudiera aparecer como futuro rey de Israel era su potencial enemigo.
Lleno de intriga y de temor, reunió a los sabios de Israel, a los sumos sacerdotes y escribas, y les preguntó qué decían las escrituras sobre el lugar en que debía nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas.
Ellos le citaron al profeta Miqueas, que había dicho que en Belén nacería el Mesías.
Entonces, les dijo a los Magos: "Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren, vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos salieron de Jerusalén y partieron a Belén, guiados por la estrella.
En sueños, recibieron la visita de un ángel, quien les ordenó que no contaran nada. Y así fue como después de encontrar a Jesús, adorarlo y regalarle oro, incienso y mirra, volvieron a sus países por otro camino y sin haber revelado la verdad a Herodes.
Desesperado y sin información, Herodes hizo rodear la pequeña ciudad de Belén y mandó a sus soldados que mataran a todos los niños menores de dos años.
No se sabe de verdad cuántos fueron, pero la tradición establece que unos 30 niños menores de dos años murieron a manos de los soldados romanos.
El rey Herodes los mandó a matar, en un intento desesperado por asesinar al Mesías, al verse burlado por los Reyes Magos, que habían venido para saludar al recién nacido que sería el nuevo rey de los judíos.
Ellos le indicarían que lugar exacto estaba el Mesías. Pero, sospechando del rey Herodes, los magos se volvieron a sus tierras por otro camino. Loco de furia, Herodes mandó a matar a todos los niños menores de dos años de Belén y sus alrededores.
Y así lo dice la Historia:
Herodes gobernaba Israel cuando llegaron a Jerusalén los tres Reyes Magos, preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer una estrella en Oriente. Ellos recordaron la profecía del Antiguo Testamento, que decía que "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones" (Números 24, 17).
La noticia se extendió por todo Jerusalén y Herodes se sintió terriblemente amenazado. El era tan celoso del poder, que ya había asesinado a dos de sus esposas y a varios de sus hijos, por temor a que lo reemplazaran. Cualquier persona que pudiera aparecer como futuro rey de Israel era su potencial enemigo.
Lleno de intriga y de temor, reunió a los sabios de Israel, a los sumos sacerdotes y escribas, y les preguntó qué decían las escrituras sobre el lugar en que debía nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas.
Ellos le citaron al profeta Miqueas, que había dicho que en Belén nacería el Mesías.
Entonces, les dijo a los Magos: "Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren, vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos salieron de Jerusalén y partieron a Belén, guiados por la estrella.
En sueños, recibieron la visita de un ángel, quien les ordenó que no contaran nada. Y así fue como después de encontrar a Jesús, adorarlo y regalarle oro, incienso y mirra, volvieron a sus países por otro camino y sin haber revelado la verdad a Herodes.
Desesperado y sin información, Herodes hizo rodear la pequeña ciudad de Belén y mandó a sus soldados que mataran a todos los niños menores de dos años.
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